Lo que me faltaba...

jueves, 1 de noviembre de 2012

Ensomme


Yo soy un tipo más bien solitario, acostumbrado a caminar despacio y siempre con prisas, mirando continuamente hacia mis zapatos, reflejándome por los espejos que me demuestran lo que soy… y lo que deseo ser. Cada mañana después de ducharme miro mi reflejo, me analizo, y recuerdo esos tiempos que no van a volver, no me preocupan mucho realmente, me la paso mas bien imaginando mi futuro. Sueño con tener fuertes músculos, ser esbelto y atraer muchas mujeres, ahora mismo no sabría que hacer con ellas, pero confió en que en ese momento se me ocurra algo, soy muy tímido, aunque creo que ese es mi mas grande sueño, ser diferente a lo que soy ahora.
 Por ahora simplemente recuerdo como desde hace años, cuando iba a la escuela no soportaba a mis compañeros, realmente a todos los odiaba… todos me trataban mal. Algo de rencor, tal vez, pero no les deseo mal. Lo bueno es que desde hace algún tiempo no me junto con nadie, me evita esos penosos momentos en los que pierdo el control. Ahora, sólo me limitó a vivir mi vida, escuchar mi música, sin hacerme de amigos, ni tampoco de enemigos, a comer en mi sala viendo la televisión, jugando videojuegos llenándome de medallas virtuales que son quienes ahora me definen… tomando refresco, comiendo pizza. Llevo años viviendo solo y mi cuerpo empezó a acumular un poco de energía en la parte abdominal, no me molesta, no hay nadie a quien requiera impresionar. Aun así me he sentido un poco mal, y me da miedo a veces, he pensado algunas veces en comprar uno de esos aparatos de la televisión, pero me conformo con los tenis mágicos que uso, debe ser suficiente. La verdad es que me encanta la comida, prefiero comer, y ver la televisión a hacer ejercicio, pro cierto hoy sale el videojuego que estaba esperando.
Bueno además de jugar, y comer, voy al trabajo… en Telcel, allí tengo acceso a las líneas de internet, y tengo la mejor que mis códigos pueden encontrar en el sistema, además la tengo gratis. El trabajo en sí nunca me ha gustado, pero es lo que necesito para sobrevivir, es lo que paga mi comida, juegos y la renta. La luz me la robo igual que el internet. Si tengo que aguantar el trabajo, por lo menos que me valga para algo.
No me gusta salir de vacaciones, las playas me traen malos recuerdos, además de que no me agrada la música de hoy en día, ni las fiestas en la madrugada. Pero he de decirles que mis vacaciones de este año, ya las pedí. Empiezan hoy, tengo 5 días para acabar el juego, y un par más para hacerme del mejor ranking a nivel mundial. No quiero quedar por debajo de ese japonés, Feng Chuy otra vez.
Estoy como primero en la fila, y están por abrir la tienda, entro lo más rápido que puedo, y doy mi código, hace meses que aparte el juego. Salgo de la tienda, e intento correr. Uff, hace mucho tiempo que no me emocionaba tanto. Apenas y puedo llegar a la avenida, tomo un taxi, luego un elevador, mi departamento esta en el piso 6, no pienso subir un solo piso, por mas emocionado que este. Abro la puerta y enciendo mi videojuego, tomo el teléfono y llamo a la comida Tailandesa, hoy es un día especial. Aunque no hay nadie que trabaje a las 11 AM y según es muy temprano para pedir comida a domicilio; pero McDolan nunca me falla, llamo a la encargada que con el tiempo se ha hecho mi mejor amiga, y por una módica cantidad extra me trae hasta la puerta de mi casa mi pedido de hamburguesas, para ella nunca es tan temprano, ni tan tarde, le gusta mi dinero.
Comienzo con el juego, realmente es difícil, y rápidamente pierdo. ¿Como puede ser posible?, si matar gente no debe ser tan complicado… Recomienzo y avanzo un nivel, cuando suena el timbre. Pauso y salgo volado a comer mis hamburguesas. Por mucho que ame los videojuegos, la comida es sagrada para mi. Sigo con el juego después de mi pequeño lunch, es altamente adictivo, y cada vez más difícil, horas después recuerdo la comida tailandesa. Pauso solo para ponerme el teléfono en la oreja, sigo jugando mientras hablo para pedir dos menús completos.
En menos de 45 minutos ya ha llegado la comida, me siento algo raro, las hamburguesas me cayeron mal, ¿o es la comida thai que esta rara?, no estoy seguro; pero nunca le he hecho feo a la comida, y hoy no será la excepción. Además pienso que en estos días no voy a poder comer muy a gusto, debo terminar mi juego.
Es el tercer día seguido de juego, no he dormido, y no me siento cansado. Ahora que lo pienso tampoco he probado bocado desde la comida Tailandesa, no he tenido hambre, y no me siento débil, ni mucho menos. Eso es muy bueno, así no dejo de jugar, no le tomo mucha importancia, llevo un 65% del juego, voy a un ritmo increíble… y de la nada la energía eléctrica se desvanece, Ughm… ya llegará, no me interesa, estoy listo con varios No-break, no debe ser problema.
Pasa una, después dos horas y la energía no regresa, esta por terminarse mi energía de reserva. No es posible, tengo que salvar. Llevo casi 4 días seguidos jugando, porque me hacen esto. Me quedo en penumbras, bueno, por fin tengo tiempo para comer.  Recuerdo mi refrigerador, Oh, mi comida, no la he revisado. Además tengo que comer, hace mucho tiempo que no como, y no me gustaría que el helado se derrita, sería una gran desgracia.
Abro el refrigerador, no tengo muchas opciones realmente, algunas sobras que no se me antojan, y en la nevera aun sobreviven 2 litros de helado. Tomo una cuchara, y… y… no se me antoja. Me siento muy extraño, jamás me había pasado esto. Camino hacia mi sillón, pensando en que hace mas de 2 días que pruebo bocado, 3 tal vez, lo podría saber por mi avance en el juego, pero aun no regresa la luz. Seguramente la compañía se dio cuenta de que me estaba robando la luz.
Apesto, he sudado mucho, el juego es muy intenso. Aprovecho para tomar un baño, que mucha falta me hace, paso junto a la ventana, es de noche, madrugada tal vez, y por fin caigo en cuenta que el apagón es en toda la ciudad, no me interesa realmente, mejor así, tendrán que apresurarse para arreglarlo. En el baño tengo lámparas ahorradoras y acumuladoras, me deben de servir durante mi ducha.
Salgo y me miro en el espejo, me imagino con músculos fuertes, y me veo con una pequeña barriga… bueno, así esta mejor. Esta imaginación mía, jeje, me gusta esta panza pequeña que imagino; pero, dios mío… no estoy imaginando. He bajado la panza, estos tenis mágicos son increíbles. Han de ser los que me hacen que no tenga hambre ni antojos. ¿Cada cuanto debe comer una persona esbelta?, ¿dos, tres días? No se. Sólo se que no tengo hambre, ni antojos, me siento muy bien, y no me hace falta comer.
Me siento como nunca, con ganas de correr, saltar y salir de este sexto piso. No soy el mas fuerte o mas esbelto; pero jamás pensé que me vería tan bien. Encuentro a pocas personas en mi camino, no me interesan, instintivamente me dirijo hasta mi trabajo, quiero saber que piensan de mi nuevo aspecto. Apenas y le toman importancia, mi jefe directo me agradece de haber ido, creo que olvidó que le pedí vacaciones. Me ignoran totalmente, y me entran unas ganas de matarlo; pero logro contenerlas, fueron momentáneas. De cualquier manera me dice que no hay mucho que hacer, que los aparatos simplemente no funcionan sin luz eléctrica, que tenemos planta, pero que solo alimenta las zonas mas importantes, y que tengo vacaciones indefinidas, al fin creo que si recordó mis vacaciones.
Han pasado unas semanas, la luz no ha regresado y tampoco mi apetito, bueno solo de vez en cuanto se me antoja una carne asada, pero han sido solo algunas veces en estas semanas, estoy muy esbelto, muy fuerte y sano. Jamás me quitaré mis tenis mágicos, ahora que lo pienso, tampoco he ido al baño… eso si me preocupa, aunque en la caja de mis tenis decía que iba a sudar todas las toxinas, y desde hace semanas que no dejo de sudar, supongo que así he bajado de peso. Cada vez me veo más fuerte, y cada vez se escuchan menos personas en la calle, seguramente aprovecharon las vacaciones indefinidas para irse a lugares exóticos. A mi me entran unas ganas de a playa a mostrar mi nuevo cuerpo. ¿Qué me pasa?
Me agrada mucho bajar de peso, mi cuerpo se hace fuerte, es interesante como trabaja el cuerpo humano. Ahora subo y bajo las escaleras corriendo continuamente, la energía me sobra, y haciendo esto los vecinos no me gritan, los extraño un poco, aunque no tanto, al fin y al cabo hablábamos tan poco, siempre pedían que le bajara a mis juegos y hace semanas que no juego, y tampoco extraño los videojuegos. Seguro la encargada del McDolan, me extraña, o por lo menos mi dinero, seguro por eso era su felicidad. No me interesaban los empleados de allí tampoco, eran las únicas personas que me saludaban, yo sinceramente siempre los desprecie, pensaba tan poco en ellos…  y bueno, como hacerles caso si el sonido, y los saludos, no se propagan en el vacío.
Los días pasaron, baje más de 15 kilos, mi cuerpo se empezó a tornar fuerte, podía correr, y era mucho mas ágil, se me antojaban carne de comer, pero cada 2 o 3 días, cada vez porciones mas grandes. He dejado de sentir dolor, aun cuando me golpeo por la calle por correr tan rápido. Ya no hay mucha gente por las calles, aunque no los veía antes, se que esto no es normal. Aunque no me interesa esto de ponerse en forma es muy interesante, hace años que debí comprar los zapatos mágicos, es sorprendente estar en forma.
Poco a poco me empiezo a dar cuenta que las calles están solas, ya no hay gente en las avenidas, necesitarán mucho la energía eléctrica, sus videojuegos… es sorprendente la vida sin ellos. Tenia miedo de dejarlos, seguro no salen a la calle por eso, si debe ser por el miedo, y a sus cadenas. Todos deben estar preparándose para cuando la luz regrese, para cuando los mercados vuelvan a abrir, creo que ya no me interesa, creo que las familias deben estar temblando en sus chimeneas, mientras afuera amanece.
Me llaman por teléfono uno de estos días, seguro es otro recorte de plantilla y esta vez me alcanzo a mi. No me interesa tengo todo lo que quiero, soy fuerte, ágil, y no me duelen los golpes de la vida. He aprendido a vivir solo, no me afecta que ahora que ya soy como siempre debí de ser no haya nadie para verlo, yo estoy a salvo, además ya no necesito dinero, que hambre me ha dado de repente. Dios mío llevo semanas sin comer. Hace semanas que no me cambio de ropa, o me baño… mis heridas no han cicatrizado; pero no me duelen. Me siento muy fuerte, como nunca, y me lleno de miedo de cambiar. No quiero cambiar, estoy perfecto ahora. Son mis tenis mágicos, ellos me dicen que debo comer.
Salgo a la calle lleno de miedo, desaliñado y con ganas de comer carne. Ya no tengo nada de grasa en mi cuerpo, debo alimentarme. La ciudad esta tan callada que un simple ruido me dice donde esta la gente, no deben verme así, debo comer.
Escucho algunas risas, pero se que no están aquí, me duele la cabeza, como quisiera un corte de carne magra. Escucho unas aves no muy lejos, una jauría pasa a unos metros, corro desesperadamente, doy un potente salto y alcanzo una paloma, los perros escapan, no tienen idea de lo que ahora soy. No les queda mas, no me queda más a mí tampoco, rápidamente desplumo la paloma y como la carne, no me interesa estar lleno de sangre… estoy muy hambriento. La ciudad queda nuevamente en silencio, logro escuchar ladridos alejándose.
Tengo mucho miedo, no quiero pensar, no quiero ser gordo otra vez, me siento débil por primera vez, escucho a alguien gritar a lo lejos, es la encargada del McDolan, por fin una persona, esta muy lejos pero creo que se alegra de ver a alguien, se que no me reconoce…  yo no la podría confundir. Me grita pero no le comprendo, me duele mucho la cabeza como para poner atención. Solo pienso en comer, no me interesa nada. Quiero comer, y me siento algo débil. Carne.
Mis piernas corren mientras ella se espanta. Intenta escapar, pero soy muy ágil, y demasiado fuerte, la alcanzo en pocos segundos, la tumbo de un golpe de derecha, cae sobre un charco. Se voltea espantada, sus manos están en el charco, gira su cabeza temerosa hacia arriba, me mira a los ojos. Por un instante se que me ha reconocido, yo a ella ya no. La levanto de su blusa con ambas manos por encima de mi cabeza, tengo mucha hambre, me es difícil pensar, bajo una mano por su cuerpo lentamente, como siempre quise, manoseando todo su bello cuerpo,sintiendo cada uno de los centimetros de su cuerpo hasta llegar a su cintura, estando allí le levanto un poco la playera, puedo sentir sus patadas en mi cuerpo, y como intenta alejarse con sus brazos. Pero ella es muy débil, ahora soy quien tiene el control. Acerco mi boca a su hermoso ombligo, y de una mordida le arranco un pedazo de carne. Ella grita, a mi me parece un canto de ángeles, jamás había disfrutado de carne humana, es increíble. Recibo un rodillazo en el estomago, y algunas patadas en la entre pierna, pero no siento dolor. La carne humana lo vale, mastico y saboreo su sangre en mi boca, es una ambrosia. Los sonidos de la ciudad vienen a mi mente, me siento vivo, como hace semanas no me sentía. Recibo un golpe en la cabeza. Esta vez la lanzo al suelo, el dolor es insoportable, y grito escupiéndole su sangre en la cara. Ahora siento lo que siempre he querido, mi propio videojuego, mis reglas. Mi vida.
De una fuerte patada la desnuco contra el suelo, y uno de mis zapatos mágicos se escapa de mi pie. No me interesa, ahora se lo que soy. Caigo en cuenta que soy la evolución, y nada podrá detenerme. Su carne me llena de energía, la carne del vientre es suave y apetitosa, la del cuello es fibrosa, pero de un sabor dulce hasta frutal,la prefiero en lugar de la carne de las piernas y los brazos, es mas dura. La que me fascino es la de sus nalgas y sus pechos, increíble ambrosía, carne suave, con un toque de grasa, sensual e inigualable, creo que me he enamorado. ¡Quiero más! Su sangre caliente es refrescante, su miedo me lleno de adrenalina, sus golpes no son mas que esas caricias que siempre espere, podré seguir mi camino por algún tiempo ahora que tengo un poco de energía.
Sigo hambriento, en la calle no se ve ni un alma. Estoy solo, con miedo y hambre; aun logro poner la atención suficiente como para escuchar algún pedazo de carne, sigo caminando esperando encontrarme ahora si con ese japonés, quisiera ver que fuera mejor que yo en esto. Es el último reto, ese japonés…  Camino con un inmenso dolor de cabeza, y algunas heridas que no quieren cicatrizar, no siento ardor ni dolor, solo espesa sangre saliendo de mi cuerpo… y de mi boca. No le doy mucha importancia. Yo siempre fui más bien solitario, y siempre quise que el mundo me tuviera miedo.