Lo que me faltaba...

domingo, 14 de octubre de 2012

1. Drømme


Nunca fue la mejor bailarina, jamás logro tener la parte principal del espectáculo, a pesar de llevar más años que cualquier otra, la ruta para ella es difícil. A veces ella se pregunta si las demás tomaran atajos, o si es que acaso ellas se les facilitará el viaje… no lo sabe, ella sigue trabajando más que las otras, sin temor, sin ninguna duda que algún día esos esfuerzos se verán recompensados.

Desde chiquilla su mamita la había metido a ballet después de la escuela, y después del ballet la llevaba a dormir, ella tenía sueños infinitos donde sin falta alguna llenaba cada una de esas noches con nubes de azúcar,  ventanas con flores y vestidos color rosa. Una de esas noches ella escucho un fuerte murmullo que la despertó, que no la volvió a dejar dormir con dulces… Ese ruido infernal esa noche la obligó a levantarse. Si se hubiese callado el ruido esa noche, si acaso esa noche hubiera ido a la pijamada de sus amigas, tal vez otra cosa hubiera sido.  Si se hubiese callado el ruido esa noche, si acaso esa noche su mamita no le hubiera reclamado a su padre, tal vez otra cosa hubiera sido.

Esa noche caminó hasta la recamara de sus padres, de donde venían esos estruendosos gritos, ella no sabía si se trataba de un sueño más, ella no sabía lo que se encontraría al abrir esas puertas. Simplemente no sabía que estaba haciendo allí, era mágicamente atraída hasta ese lugar, no podía escuchar siquiera la lluvia caer, sólo podía escuchar a su madre gritar. Como saber lo que pasaba a sus escasos 8 años. La oscuridad no le importaba, el miedo desapareció, no existían los mounstros, ni fantasmas, de golpe dejo eso de lado. Esa noche caminó hasta la recamara de sus padres, como si estuviera hipnotizada por esos gritos. Ella abrió esas grandes puertas de madera.

Jamás volvió a ser la misma, dejo semanas de ir a la escuela y al ballet. Su madre no quería que la vieran con un ojo morado, no quería que le hicieran preguntas... aunque sabe que dentro de poco tenía que hacerlo. Preocupada le decía: -Quizás un día despiertes y no haya nadie-. La pequeña no le entendía y solo se dejaba abrazar por su madre.

Pasaron varias semanas y su mamita trataba de convencerla de que no había pasado nada, mientras que el hogar moría día a día. Y ella nunca más falto al ballet, le gustaba olvidarlo todo bailando con sus amigas, empeñada en matar ese recuerdo su madre puntual la entregaba a la maestra cada día.

Un día antes de su primer ‘solista’ en un recital, un sábado de febrero, ella se levanto muy temprano muy emocionada, su madre le dio de desayunar unos waffles con miel de maple, sus favoritos. Muy puntual la llevo al teatro para el último ensayo general. Sus amiguitas fueron llegando de una en una antes de que las dejaran entrar. A las 9 en punto abrieron el teatro, debían cerrarlo a las 14 horas ese sábado, ese día para la pequeña todo fue felicidad, había bailado desde que se levanto hasta las 14 horas. Eran ya las 16 horas, sólo quedaban fuera del teatro la maestra de ballet y la pequeña.

En la avenida por fin se veía llegar la camioneta de mama, apresurada toco el claxon ferozmente. La niña pequeña corrió y se subió al coche, la maestra se acerco lentamente bastante molesta, la señora no se bajo de la camioneta. Con un grito se disculpó, y se alejo.

Esa noche mamá decidió dormir en la cama de su pequeña hija, la pequeña se sentía muy cómoda en los brazos de su mamita. La recamara matrimonial aun se desangraba y en días parecía que la casa estaba deshabitada. La pequeña no comprendía, su mama no la dejaba alejarse de su habitación, su mama no la dejaba acercarse a la recamara de sus padres. Estoy seguro que no hay derecho señora, no hay derecho de salir con miedo a la calle. Una semana después decidió llevar a su pequeña con la maestra, no dijo una sola palabra durante el viaje. Al llegar a la escuela de ballet le ordeno a la pequeña quedarse en la camioneta, bajo y le dijo algunas palabras a la maestra. Después de unos minutos la señora se acercó a la camioneta y le dijo a la pequeña: -Baila mi niña. Sé la mejor de todo el mundo. Mami tiene que irse por un tiempo.- Y se fue en la camioneta.

Habían pasado cerca de 10 años de eso, la bailarina ahora tenía 21 años, ella estaba segura que su mamita había hecho lo correcto, aunque tuviera que pagar por ello desde ese día. Al principio, antes de cambiar de compañía teatral la podía ir a visitar, ahora es de las mejores bailarinas del país, y debe estar de gira en gira, ya no puede visitarla tan seguido. Lo bueno es que a su madre tiene momentos de lucidez en los que las encargadas del lugar le permiten hacer llamadas a su hija.

Hoy ella ya ha dejado todo eso en el pasado, o eso es lo que ella piensa, cada vez que tiene un problema… ella baila, baila hasta no poder mas. Lo hizo cuando corto con ese chico hace unos años, y desde esos días se ha mantenido lejos de personas como él, gente que miente por un trozo de calor. Ella se ha refugiado ahora en sus nuevas compañeras, porque sabe que ellas no son sus amigas, compiten contra ella, algunas de las maneras más denigrantes

 Nunca fue la mejor bailarina, jamás logro tener la parte principal del espectáculo, a pesar de llevar más años que cualquier otra, la ruta para ella es difícil. A veces ella se pregunta si las demás tomaran atajos, o si es que acaso ellas se les facilitará el viaje… no lo sabe, ella sigue trabajando más que las otras, sin temor, sin ninguna duda que algún día esos esfuerzos se verán recompensados.

Al fin el tiempo y sus mareas hicieron que su compañera encargada de la pieza principal estaba indispuesta, una lesión, tal vez, una pelea con el director más creíble. Pero después de muchos años nuestra protagonista iba a ser la solista de la compañía más importante del país. Era un sábado de febrero, cerca de las 19 horas, se podía sentir un olor a tierra mojada en el ambiente. La obra está a punto de comenzar, suena su celular, debe ser su madre deseándole suerte. Ella no sabe que su hija hoy será protagonista.

Levanta su celular, no es la voz de su madre la que escucha.  Sin pensarlo dos veces sale del lugar para tomar un taxi que la lleva hasta la central camionera. Compra un boleto para la ciudad, quince minutos después sale el camión.  No había pasado ni media hora desde que salió del teatro cuando suena su celular nuevamente. Era el director de la compañía, estaba despedida y vetada de cualquier otra compañía de baile, no le había avisado a nadie que se iba, los había dejado sin una sola explicación, sin vestuario y sin posibilidad alguna de conseguir nueva protagonista. No lo tolerarían. Una vez  que había llegado al hospital psiquiátrico, la peor noticia de su vida llego a sus oídos, su madre había conseguido su cometido.

Ella no sabe qué hacer era la única familia con la que ella contaba. Y ahora no tiene, nada, se quedo completamente sola en la vida. Rápidamente pensó en bailar, fue lo único que vino a su mente, intento escaparse de los problemas. No le quedo ni siquiera eso…

Decidió quedarse en un hotel a dos cuadras del psiquiátrico, lo único bueno es que el psiquiátrico tiene un seguro de vida, que por lo menos cumple todos los gastos de este tipo de desgracias. De tal manera que ella no tuvo que preocuparse por atender esos asuntos. Seguramente le hizo falta hacer eso, eran ya algunos días en la recamara del hotel, no salía, no comía como aquellas veces, no tenía necesidad de ello. Necesita bailar mucho; pero ya no quería hacerlo.

Un noche de esas, salió de su habitación por fin. Eran como las 12 en la oscuridad, estaba tan hambrienta que la obligo a levantarse. Si se hubiese callado el ruido esa noche, si acaso esa noche hubiera ido a la pijamada de sus amigas, tal vez otra cosa hubiera sido.  Si se hubiese callado el ruido esa noche, si acaso esa noche su mamita no le hubiera reclamado a su padre, tal vez otra cosa hubiera sido.

Esa noche caminó hasta donde encontró una habitación abierta, de donde salía un poco de luz, de esperanza,, ella no sabía si se trataba de un sueño más, ella no sabía lo que se encontraría al abrir esas puertas. Simplemente no sabía que estaba haciendo allí, era mágicamente atraída hasta ese lugar, no podía escuchar siquiera la lluvia caer, sólo podía escuchar a su madre gritar. Como saber lo que pasaba a sus escasos 21 años. La oscuridad le imponía, el miedo reapareció, comenzó a ver mounstros, y fantasmas, de golpe regresaron todos. Esa noche caminó hasta la habitación de limpieza, como si estuviera hipnotizada por esos gritos. Ella abrió esa puerta de madera.

Entro en silencio, se encontró con algunas botellas, varias tenían símbolos rojos y amarillos, calaveras y declaraciones de precaución. Sintió un escalofrió por toda su espalda, los gritos eran cada vez más fuertes. Yo no sé si ella confundió las botellas por comida, no lo creo. Pero ella dejo de sentir hambre.

Venia del baño, el encargado buscando una escoba y una cubeta, esa noche la lluvia no dejaba de caer, y las fugas no dejaban de gotear. Del otro lado del pasillo la miro, yo no sé si desde ese instante se enamoro, pero al verla hubo un silencio, se detuvo a lo lejos para admirarla. Ella estaba caminando como sonámbula, para él era incluso divertido. La siguió en silencio, entro en la habitación de limpieza, el no sabía que pasaba, y no quería enterarse. Se acerco caminando tranquilamente; a unos metros de la puerta pudo verla en el suelo. Corrió, la encontró con una botella de veneno en la mano derecha.  Él grito, y pidió ayuda. Saco su celular y le hablo a su amigo, el encargado de la seguridad del hospital que esta a unas pocas cuadras.

La ambulancia no tardó, el viaje fue rápido, llegando al hospital le pidieron  una identificación de la paciente, no llevaba identificación alguna. Malditos burócratas, no la quieren atender si no están seguros de recibir un jugoso pago. Él saco su pequeña tarjeta de ahorros.
-Es mi esposa, yo me hago cargo.-

domingo, 7 de octubre de 2012

Forkølelse


Tengo mucho sueño aun... no me quiero despertar. Puede que hoy cambie mi suerte, y no tenga que separarme de ti.
Lo que sucede es que aunque tenga ganas de seguir acostado, es hora de despertar, levantarme, es difícil no resistirse a un nuevo día, me siento calientito entre las cobijas, a pesar de que mis pies están un poco fríos… la oscuridad es fría, se que no siempre se puede todo… La posición de cucharita deja mis pies muy vulnerables; pero hace años que me vengo entrenando para situaciones como esta, mis pies fríos y en el resto de mi cuerpo calor humano. Me rodea una mezcla de olores, puedo olfatear tu hermoso aroma, además de madera… si, madera húmeda, y algo de vegetación, soy capaz incluso de oler un poco de nieve cayendo en lo alto de la montaña. Hace mucho frío; aun así no existe nada mejor que sentir el aire frío entrando en mi pecho que es calentado por tu espalda. No sé si quiero despertar, quiero seguir junto y debajo de ti. Eres lo que me permite soñar mientras te abrazo, debo moverme poco a poco, no deseo que despiertes, no quiero incomodarte, no hoy... Cierro mi mano y siento latir fuertemente mi corazón al sentir la piel de tus dedos rozando poco a poco mi piel, hasta estrechar completamente tu mano.
Logro salir de la cama, aun dormido. Escucho a lo lejos agua corriendo, el ambiente está muy húmedo seguro debió haber llovido o nevado toda la noche en lo alto de la montaña, el rio parece haber subido un poco su nivel. Puedo verte en la cama, dormida aun sonriendo, apacible, hermosa, me gustas mas antes de maquillarte, más natural, creo que solo te ensucia la cara; pero no quiero que pienses cosas que no son, así que nunca te lo diré… disfruto de tu figura, desfruto verte dormir, espero que este momento se quede para siempre, de no ser por el reloj que puedo ver frente a mí, podría asegurar que el tiempo simplemente no avanza mas... deseo que esa sonrisa que mantienes la pueda disfrutar por siempre. Hoy llega una extraña luz de colores en el cielo, pasa por el ventanal y curiosamente comienza a calentarme el rostro, es hora de despertarme; esta luz es solo una coincidencia, hace años que la luz no refleja la hora para nosotros.
Antes de que pase otra cosa repaso mis deberes del día... primero que nada debo encender el fuego de la chimenea, en lo que calienta el agua tengo que ir a despertar a mi nenita, y a mi muchachito... a ellos les encanta cocinar junto a mí. Sabes, hoy es nuestro aniversario. Antes de irnos a la ciudad te prepararemos un desayuno especial, ellos se encargaran de hacer el jugo de naranja, miel, espinaca y manzana que nos llena de energía para atravesar el bosque hasta la ciudad, yo me encargaré de hacer hotcakes, waffles y 'omelette du fromage' tendré que sacar de las conservas las mermeladas, esa de frambuesa que preparaste hace unas semanas te quedo exquisita, debo revisar si es que en el corral tenemos huevos frescos, si no tendrá que ser con huevo deshidratado. Creo que tengo que levantarme ya... también tengo que dejar tiempo para que se caliente el baño sauna; pero no quiero separarme de ti... Sé que aún es temprano, no quiero despertar, no quiero separarme de ti.
Al pie de la cama espero que estas luces de colores no te despierten, comienzo a escuchar el sonido del fiero canto de un guerrero que me llama a la batalla diaria, no quiero moverme de aquí. Quiero que mi vida pase aquí, justo aquí, y en este momento, no tengo ninguna duda de eso. No me importa nada más, tu eres mi hogar y afuera me muero de frío… en este momento sólo quisiera verte sonreír, se que estas soñando conmigo y eso me hace muy feliz.
Tengo mucho frío. Me muero de frío… ¿Por qué me despierto de madrugada mientras todos duermen?

sábado, 6 de octubre de 2012

Síntesis

Clau, Jorge, Elena y la más reciente inclusión al grupo, Jessica cumplían 30 años la primer semana de junio, y dejando de lado a Jessica, el resto se conoció en la preparatoria, ellos tenían un grupo de amigos más grande que se fue reduciendo con el tiempo.

n viernes de verano, el primero de junio de ese año fue declarado como el día más cálido y seco de la temporada. Entre los invitados al fin de semana en Acapulco, los únicos que no se conocían eran Joel y Nancy. 

La cita era a las 2 de la tarde, 



Una mujer blanca, una mujer capaz de encender la mente con su aroma a incontrolable sexo color de rosa, una mujer que se constituyó a si misma sumisa para mi gozo, satisfacción y delirio. Una mujer tan natural que la sociedad en la que vive la tacha de impura e inhumana por que su cuerpo ha sido esculpido para admirarse sin prenda alguna, con su pícara sonrisa llena de lujuria que nos encamina al éxtasis del infierno, una mujer tan sensual y tan real que crea un halo que derrite a la gente cínica que se nos acerca.

En momentos de debilidad mis deseos comparan a esa mujer con una ceniza encendida que vive  flotando a lo largo de una playa, como un punto iluminado en la oscuridad de la noche fría que la envuelve, ceniza que lucha por seguir quemándose desde sus entrañas.

Un día no muy lejano la ceniza encontrará una pila de troncos secos para que su potencial sea explotado, su sensualidad ruborizará sus pálidas mejillas y su rosada entrepierna se mantendrá húmeda por mi presencia y para que negarlo tambien mi ego estará ansioso por el encuentro; su potencial no se extingue entre sus piernas, también se oculta en las profundidades de su mente...

lunes, 1 de octubre de 2012

Skeletterne


A veces vienen doctores a visitarme... –¿Quieres saber por qué?, amiga mía. – Sé que soy diferente,  y eso no lo entiende esa gente. Tengo 13 años es normal que me den miedo las sombras, que me gusten los dulces y que me lleven de compras. Aun viajo en bicicleta y nunca hablo con extraños, eres mi único amigo el que ha sobrevivido todos estos años. Te hablo mucho,  creo que llego a ponerte muy molesto, me gritas y es por eso que a veces no te contesto; pero das la vida por mí, y yo por ti, mientras no se me olvide como mentir. Comienzo a pensar de verdad, ahora si me lo has hecho notar. –Te has acostumbrado tanto a tu vida, que no te has podido percatar– 
Camino por la ciudad algo desesperada, me altera ver las diferencias, estoy realmente asustada. Llevo un pantalón que me queda corto y un chaleco que me aprieta, no dejo de escucharte, –Eres como talla noventa– A diferencia de las demás personas, yo tengo más que sólo huesos, tengo carne y ellos no son bestias, no son obesos. 
Llegando a casa miro la televisión, a los actores, a las actrices... después comienzo a escuchar mis ideas más impacientes… jamás había pensado, jamás me había planteado que tu nunca me mientes. –Las estrellas de la tele son muy diferentes a ti, ni en la calle hay gente parecida a ti–. Nadie tiene carne, no lo había notado, ninguno tiene más que su esqueleto, todos tienen cabello y con semblante muy escueto. –Por eso todos te ven de reojo y te tratan de lejitos–. Soy muy diferente y ellos son unos malditos. 
–¿Cómo es posible que jamás te hayas dado cuenta? – Creo que jamás había puesto real atención. Como es posible que este toda grasienta. Me levanto de mi cama, ahora todo tiene sentido, camino tambaleante hasta la ventana, mis padres siempre me han mentido. Recorro la persiana  –Mira, en la calle nadie es como tu– Me llevas hacia el buro, te sigo con lentitud. 
–Mira estas fotografías– Estoy con mi familia, –todos son esqueleto menos tu, también toda esa multitud. – Me miro al espejo, la imagen que se refleja es una imagen muy diferente a la que estaba acostumbrada a ver, no lo puedo ni creer. –Quieres ser como ellos–. La inocencia invade mi mente, quiero ser como toda la gente. –Todos lograron quitarse sus cuerpos, todos prefirieron quedarse solo con sus esqueletos. ¿Quieres saber cómo?, no es ningún secreto–. 
–Ven amiga mía, acompáñame al baño– Me veo al espejo, creo que nunca me he gustado. Quiero tu consejo. –Abre el cajón de Papá, dentro esta una navaja de afeitar– Tienes razón, con ella me podrás ayudar. –Lo haré rápido, tendrás que aprender a la primera. –  Te haces un corte en la frente y te quitas la cabellera. –No hay dolor, ni siquiera una gota de sangre, no debes tener miedo, es solo estambre–. 
Tomo la navaja, es mi turno. llevo la navaja hasta mi muñeca, hago un corte que me duele pero solo hago una mueca. –Mírate en el espejo, ahora eres más bella–. Me asusto, comienzo a ver puras estrellas; pero me siento feliz, me comienzas a ver como todas ellas. Me falta poco para que parecer toda una doncella.   
–Si la respiración te falla, si te sientes débil y mareada. Es porque estas toda emocionada –. Mi cuerpo se viene abajo, mi memoria falla, ruedo por el suelo y me enredo en una toalla. Pienso en papá y mamá ¿se levantarán alarmados?, ellos están en la sala, –Oh, oh, has sido una niña mala– Escucho pasos agitados, seguro caminan hacia acá, escucho mi nombre, no puedo contestar. Demasiado tarde, estoy boca abajo en el suelo,  con un charco de sangre y una escalera hacia el cielo.