Lo que me faltaba...

jueves, 1 de noviembre de 2012

Ensomme


Yo soy un tipo más bien solitario, acostumbrado a caminar despacio y siempre con prisas, mirando continuamente hacia mis zapatos, reflejándome por los espejos que me demuestran lo que soy… y lo que deseo ser. Cada mañana después de ducharme miro mi reflejo, me analizo, y recuerdo esos tiempos que no van a volver, no me preocupan mucho realmente, me la paso mas bien imaginando mi futuro. Sueño con tener fuertes músculos, ser esbelto y atraer muchas mujeres, ahora mismo no sabría que hacer con ellas, pero confió en que en ese momento se me ocurra algo, soy muy tímido, aunque creo que ese es mi mas grande sueño, ser diferente a lo que soy ahora.
 Por ahora simplemente recuerdo como desde hace años, cuando iba a la escuela no soportaba a mis compañeros, realmente a todos los odiaba… todos me trataban mal. Algo de rencor, tal vez, pero no les deseo mal. Lo bueno es que desde hace algún tiempo no me junto con nadie, me evita esos penosos momentos en los que pierdo el control. Ahora, sólo me limitó a vivir mi vida, escuchar mi música, sin hacerme de amigos, ni tampoco de enemigos, a comer en mi sala viendo la televisión, jugando videojuegos llenándome de medallas virtuales que son quienes ahora me definen… tomando refresco, comiendo pizza. Llevo años viviendo solo y mi cuerpo empezó a acumular un poco de energía en la parte abdominal, no me molesta, no hay nadie a quien requiera impresionar. Aun así me he sentido un poco mal, y me da miedo a veces, he pensado algunas veces en comprar uno de esos aparatos de la televisión, pero me conformo con los tenis mágicos que uso, debe ser suficiente. La verdad es que me encanta la comida, prefiero comer, y ver la televisión a hacer ejercicio, pro cierto hoy sale el videojuego que estaba esperando.
Bueno además de jugar, y comer, voy al trabajo… en Telcel, allí tengo acceso a las líneas de internet, y tengo la mejor que mis códigos pueden encontrar en el sistema, además la tengo gratis. El trabajo en sí nunca me ha gustado, pero es lo que necesito para sobrevivir, es lo que paga mi comida, juegos y la renta. La luz me la robo igual que el internet. Si tengo que aguantar el trabajo, por lo menos que me valga para algo.
No me gusta salir de vacaciones, las playas me traen malos recuerdos, además de que no me agrada la música de hoy en día, ni las fiestas en la madrugada. Pero he de decirles que mis vacaciones de este año, ya las pedí. Empiezan hoy, tengo 5 días para acabar el juego, y un par más para hacerme del mejor ranking a nivel mundial. No quiero quedar por debajo de ese japonés, Feng Chuy otra vez.
Estoy como primero en la fila, y están por abrir la tienda, entro lo más rápido que puedo, y doy mi código, hace meses que aparte el juego. Salgo de la tienda, e intento correr. Uff, hace mucho tiempo que no me emocionaba tanto. Apenas y puedo llegar a la avenida, tomo un taxi, luego un elevador, mi departamento esta en el piso 6, no pienso subir un solo piso, por mas emocionado que este. Abro la puerta y enciendo mi videojuego, tomo el teléfono y llamo a la comida Tailandesa, hoy es un día especial. Aunque no hay nadie que trabaje a las 11 AM y según es muy temprano para pedir comida a domicilio; pero McDolan nunca me falla, llamo a la encargada que con el tiempo se ha hecho mi mejor amiga, y por una módica cantidad extra me trae hasta la puerta de mi casa mi pedido de hamburguesas, para ella nunca es tan temprano, ni tan tarde, le gusta mi dinero.
Comienzo con el juego, realmente es difícil, y rápidamente pierdo. ¿Como puede ser posible?, si matar gente no debe ser tan complicado… Recomienzo y avanzo un nivel, cuando suena el timbre. Pauso y salgo volado a comer mis hamburguesas. Por mucho que ame los videojuegos, la comida es sagrada para mi. Sigo con el juego después de mi pequeño lunch, es altamente adictivo, y cada vez más difícil, horas después recuerdo la comida tailandesa. Pauso solo para ponerme el teléfono en la oreja, sigo jugando mientras hablo para pedir dos menús completos.
En menos de 45 minutos ya ha llegado la comida, me siento algo raro, las hamburguesas me cayeron mal, ¿o es la comida thai que esta rara?, no estoy seguro; pero nunca le he hecho feo a la comida, y hoy no será la excepción. Además pienso que en estos días no voy a poder comer muy a gusto, debo terminar mi juego.
Es el tercer día seguido de juego, no he dormido, y no me siento cansado. Ahora que lo pienso tampoco he probado bocado desde la comida Tailandesa, no he tenido hambre, y no me siento débil, ni mucho menos. Eso es muy bueno, así no dejo de jugar, no le tomo mucha importancia, llevo un 65% del juego, voy a un ritmo increíble… y de la nada la energía eléctrica se desvanece, Ughm… ya llegará, no me interesa, estoy listo con varios No-break, no debe ser problema.
Pasa una, después dos horas y la energía no regresa, esta por terminarse mi energía de reserva. No es posible, tengo que salvar. Llevo casi 4 días seguidos jugando, porque me hacen esto. Me quedo en penumbras, bueno, por fin tengo tiempo para comer.  Recuerdo mi refrigerador, Oh, mi comida, no la he revisado. Además tengo que comer, hace mucho tiempo que no como, y no me gustaría que el helado se derrita, sería una gran desgracia.
Abro el refrigerador, no tengo muchas opciones realmente, algunas sobras que no se me antojan, y en la nevera aun sobreviven 2 litros de helado. Tomo una cuchara, y… y… no se me antoja. Me siento muy extraño, jamás me había pasado esto. Camino hacia mi sillón, pensando en que hace mas de 2 días que pruebo bocado, 3 tal vez, lo podría saber por mi avance en el juego, pero aun no regresa la luz. Seguramente la compañía se dio cuenta de que me estaba robando la luz.
Apesto, he sudado mucho, el juego es muy intenso. Aprovecho para tomar un baño, que mucha falta me hace, paso junto a la ventana, es de noche, madrugada tal vez, y por fin caigo en cuenta que el apagón es en toda la ciudad, no me interesa realmente, mejor así, tendrán que apresurarse para arreglarlo. En el baño tengo lámparas ahorradoras y acumuladoras, me deben de servir durante mi ducha.
Salgo y me miro en el espejo, me imagino con músculos fuertes, y me veo con una pequeña barriga… bueno, así esta mejor. Esta imaginación mía, jeje, me gusta esta panza pequeña que imagino; pero, dios mío… no estoy imaginando. He bajado la panza, estos tenis mágicos son increíbles. Han de ser los que me hacen que no tenga hambre ni antojos. ¿Cada cuanto debe comer una persona esbelta?, ¿dos, tres días? No se. Sólo se que no tengo hambre, ni antojos, me siento muy bien, y no me hace falta comer.
Me siento como nunca, con ganas de correr, saltar y salir de este sexto piso. No soy el mas fuerte o mas esbelto; pero jamás pensé que me vería tan bien. Encuentro a pocas personas en mi camino, no me interesan, instintivamente me dirijo hasta mi trabajo, quiero saber que piensan de mi nuevo aspecto. Apenas y le toman importancia, mi jefe directo me agradece de haber ido, creo que olvidó que le pedí vacaciones. Me ignoran totalmente, y me entran unas ganas de matarlo; pero logro contenerlas, fueron momentáneas. De cualquier manera me dice que no hay mucho que hacer, que los aparatos simplemente no funcionan sin luz eléctrica, que tenemos planta, pero que solo alimenta las zonas mas importantes, y que tengo vacaciones indefinidas, al fin creo que si recordó mis vacaciones.
Han pasado unas semanas, la luz no ha regresado y tampoco mi apetito, bueno solo de vez en cuanto se me antoja una carne asada, pero han sido solo algunas veces en estas semanas, estoy muy esbelto, muy fuerte y sano. Jamás me quitaré mis tenis mágicos, ahora que lo pienso, tampoco he ido al baño… eso si me preocupa, aunque en la caja de mis tenis decía que iba a sudar todas las toxinas, y desde hace semanas que no dejo de sudar, supongo que así he bajado de peso. Cada vez me veo más fuerte, y cada vez se escuchan menos personas en la calle, seguramente aprovecharon las vacaciones indefinidas para irse a lugares exóticos. A mi me entran unas ganas de a playa a mostrar mi nuevo cuerpo. ¿Qué me pasa?
Me agrada mucho bajar de peso, mi cuerpo se hace fuerte, es interesante como trabaja el cuerpo humano. Ahora subo y bajo las escaleras corriendo continuamente, la energía me sobra, y haciendo esto los vecinos no me gritan, los extraño un poco, aunque no tanto, al fin y al cabo hablábamos tan poco, siempre pedían que le bajara a mis juegos y hace semanas que no juego, y tampoco extraño los videojuegos. Seguro la encargada del McDolan, me extraña, o por lo menos mi dinero, seguro por eso era su felicidad. No me interesaban los empleados de allí tampoco, eran las únicas personas que me saludaban, yo sinceramente siempre los desprecie, pensaba tan poco en ellos…  y bueno, como hacerles caso si el sonido, y los saludos, no se propagan en el vacío.
Los días pasaron, baje más de 15 kilos, mi cuerpo se empezó a tornar fuerte, podía correr, y era mucho mas ágil, se me antojaban carne de comer, pero cada 2 o 3 días, cada vez porciones mas grandes. He dejado de sentir dolor, aun cuando me golpeo por la calle por correr tan rápido. Ya no hay mucha gente por las calles, aunque no los veía antes, se que esto no es normal. Aunque no me interesa esto de ponerse en forma es muy interesante, hace años que debí comprar los zapatos mágicos, es sorprendente estar en forma.
Poco a poco me empiezo a dar cuenta que las calles están solas, ya no hay gente en las avenidas, necesitarán mucho la energía eléctrica, sus videojuegos… es sorprendente la vida sin ellos. Tenia miedo de dejarlos, seguro no salen a la calle por eso, si debe ser por el miedo, y a sus cadenas. Todos deben estar preparándose para cuando la luz regrese, para cuando los mercados vuelvan a abrir, creo que ya no me interesa, creo que las familias deben estar temblando en sus chimeneas, mientras afuera amanece.
Me llaman por teléfono uno de estos días, seguro es otro recorte de plantilla y esta vez me alcanzo a mi. No me interesa tengo todo lo que quiero, soy fuerte, ágil, y no me duelen los golpes de la vida. He aprendido a vivir solo, no me afecta que ahora que ya soy como siempre debí de ser no haya nadie para verlo, yo estoy a salvo, además ya no necesito dinero, que hambre me ha dado de repente. Dios mío llevo semanas sin comer. Hace semanas que no me cambio de ropa, o me baño… mis heridas no han cicatrizado; pero no me duelen. Me siento muy fuerte, como nunca, y me lleno de miedo de cambiar. No quiero cambiar, estoy perfecto ahora. Son mis tenis mágicos, ellos me dicen que debo comer.
Salgo a la calle lleno de miedo, desaliñado y con ganas de comer carne. Ya no tengo nada de grasa en mi cuerpo, debo alimentarme. La ciudad esta tan callada que un simple ruido me dice donde esta la gente, no deben verme así, debo comer.
Escucho algunas risas, pero se que no están aquí, me duele la cabeza, como quisiera un corte de carne magra. Escucho unas aves no muy lejos, una jauría pasa a unos metros, corro desesperadamente, doy un potente salto y alcanzo una paloma, los perros escapan, no tienen idea de lo que ahora soy. No les queda mas, no me queda más a mí tampoco, rápidamente desplumo la paloma y como la carne, no me interesa estar lleno de sangre… estoy muy hambriento. La ciudad queda nuevamente en silencio, logro escuchar ladridos alejándose.
Tengo mucho miedo, no quiero pensar, no quiero ser gordo otra vez, me siento débil por primera vez, escucho a alguien gritar a lo lejos, es la encargada del McDolan, por fin una persona, esta muy lejos pero creo que se alegra de ver a alguien, se que no me reconoce…  yo no la podría confundir. Me grita pero no le comprendo, me duele mucho la cabeza como para poner atención. Solo pienso en comer, no me interesa nada. Quiero comer, y me siento algo débil. Carne.
Mis piernas corren mientras ella se espanta. Intenta escapar, pero soy muy ágil, y demasiado fuerte, la alcanzo en pocos segundos, la tumbo de un golpe de derecha, cae sobre un charco. Se voltea espantada, sus manos están en el charco, gira su cabeza temerosa hacia arriba, me mira a los ojos. Por un instante se que me ha reconocido, yo a ella ya no. La levanto de su blusa con ambas manos por encima de mi cabeza, tengo mucha hambre, me es difícil pensar, bajo una mano por su cuerpo lentamente, como siempre quise, manoseando todo su bello cuerpo,sintiendo cada uno de los centimetros de su cuerpo hasta llegar a su cintura, estando allí le levanto un poco la playera, puedo sentir sus patadas en mi cuerpo, y como intenta alejarse con sus brazos. Pero ella es muy débil, ahora soy quien tiene el control. Acerco mi boca a su hermoso ombligo, y de una mordida le arranco un pedazo de carne. Ella grita, a mi me parece un canto de ángeles, jamás había disfrutado de carne humana, es increíble. Recibo un rodillazo en el estomago, y algunas patadas en la entre pierna, pero no siento dolor. La carne humana lo vale, mastico y saboreo su sangre en mi boca, es una ambrosia. Los sonidos de la ciudad vienen a mi mente, me siento vivo, como hace semanas no me sentía. Recibo un golpe en la cabeza. Esta vez la lanzo al suelo, el dolor es insoportable, y grito escupiéndole su sangre en la cara. Ahora siento lo que siempre he querido, mi propio videojuego, mis reglas. Mi vida.
De una fuerte patada la desnuco contra el suelo, y uno de mis zapatos mágicos se escapa de mi pie. No me interesa, ahora se lo que soy. Caigo en cuenta que soy la evolución, y nada podrá detenerme. Su carne me llena de energía, la carne del vientre es suave y apetitosa, la del cuello es fibrosa, pero de un sabor dulce hasta frutal,la prefiero en lugar de la carne de las piernas y los brazos, es mas dura. La que me fascino es la de sus nalgas y sus pechos, increíble ambrosía, carne suave, con un toque de grasa, sensual e inigualable, creo que me he enamorado. ¡Quiero más! Su sangre caliente es refrescante, su miedo me lleno de adrenalina, sus golpes no son mas que esas caricias que siempre espere, podré seguir mi camino por algún tiempo ahora que tengo un poco de energía.
Sigo hambriento, en la calle no se ve ni un alma. Estoy solo, con miedo y hambre; aun logro poner la atención suficiente como para escuchar algún pedazo de carne, sigo caminando esperando encontrarme ahora si con ese japonés, quisiera ver que fuera mejor que yo en esto. Es el último reto, ese japonés…  Camino con un inmenso dolor de cabeza, y algunas heridas que no quieren cicatrizar, no siento ardor ni dolor, solo espesa sangre saliendo de mi cuerpo… y de mi boca. No le doy mucha importancia. Yo siempre fui más bien solitario, y siempre quise que el mundo me tuviera miedo. 

domingo, 14 de octubre de 2012

1. Drømme


Nunca fue la mejor bailarina, jamás logro tener la parte principal del espectáculo, a pesar de llevar más años que cualquier otra, la ruta para ella es difícil. A veces ella se pregunta si las demás tomaran atajos, o si es que acaso ellas se les facilitará el viaje… no lo sabe, ella sigue trabajando más que las otras, sin temor, sin ninguna duda que algún día esos esfuerzos se verán recompensados.

Desde chiquilla su mamita la había metido a ballet después de la escuela, y después del ballet la llevaba a dormir, ella tenía sueños infinitos donde sin falta alguna llenaba cada una de esas noches con nubes de azúcar,  ventanas con flores y vestidos color rosa. Una de esas noches ella escucho un fuerte murmullo que la despertó, que no la volvió a dejar dormir con dulces… Ese ruido infernal esa noche la obligó a levantarse. Si se hubiese callado el ruido esa noche, si acaso esa noche hubiera ido a la pijamada de sus amigas, tal vez otra cosa hubiera sido.  Si se hubiese callado el ruido esa noche, si acaso esa noche su mamita no le hubiera reclamado a su padre, tal vez otra cosa hubiera sido.

Esa noche caminó hasta la recamara de sus padres, de donde venían esos estruendosos gritos, ella no sabía si se trataba de un sueño más, ella no sabía lo que se encontraría al abrir esas puertas. Simplemente no sabía que estaba haciendo allí, era mágicamente atraída hasta ese lugar, no podía escuchar siquiera la lluvia caer, sólo podía escuchar a su madre gritar. Como saber lo que pasaba a sus escasos 8 años. La oscuridad no le importaba, el miedo desapareció, no existían los mounstros, ni fantasmas, de golpe dejo eso de lado. Esa noche caminó hasta la recamara de sus padres, como si estuviera hipnotizada por esos gritos. Ella abrió esas grandes puertas de madera.

Jamás volvió a ser la misma, dejo semanas de ir a la escuela y al ballet. Su madre no quería que la vieran con un ojo morado, no quería que le hicieran preguntas... aunque sabe que dentro de poco tenía que hacerlo. Preocupada le decía: -Quizás un día despiertes y no haya nadie-. La pequeña no le entendía y solo se dejaba abrazar por su madre.

Pasaron varias semanas y su mamita trataba de convencerla de que no había pasado nada, mientras que el hogar moría día a día. Y ella nunca más falto al ballet, le gustaba olvidarlo todo bailando con sus amigas, empeñada en matar ese recuerdo su madre puntual la entregaba a la maestra cada día.

Un día antes de su primer ‘solista’ en un recital, un sábado de febrero, ella se levanto muy temprano muy emocionada, su madre le dio de desayunar unos waffles con miel de maple, sus favoritos. Muy puntual la llevo al teatro para el último ensayo general. Sus amiguitas fueron llegando de una en una antes de que las dejaran entrar. A las 9 en punto abrieron el teatro, debían cerrarlo a las 14 horas ese sábado, ese día para la pequeña todo fue felicidad, había bailado desde que se levanto hasta las 14 horas. Eran ya las 16 horas, sólo quedaban fuera del teatro la maestra de ballet y la pequeña.

En la avenida por fin se veía llegar la camioneta de mama, apresurada toco el claxon ferozmente. La niña pequeña corrió y se subió al coche, la maestra se acerco lentamente bastante molesta, la señora no se bajo de la camioneta. Con un grito se disculpó, y se alejo.

Esa noche mamá decidió dormir en la cama de su pequeña hija, la pequeña se sentía muy cómoda en los brazos de su mamita. La recamara matrimonial aun se desangraba y en días parecía que la casa estaba deshabitada. La pequeña no comprendía, su mama no la dejaba alejarse de su habitación, su mama no la dejaba acercarse a la recamara de sus padres. Estoy seguro que no hay derecho señora, no hay derecho de salir con miedo a la calle. Una semana después decidió llevar a su pequeña con la maestra, no dijo una sola palabra durante el viaje. Al llegar a la escuela de ballet le ordeno a la pequeña quedarse en la camioneta, bajo y le dijo algunas palabras a la maestra. Después de unos minutos la señora se acercó a la camioneta y le dijo a la pequeña: -Baila mi niña. Sé la mejor de todo el mundo. Mami tiene que irse por un tiempo.- Y se fue en la camioneta.

Habían pasado cerca de 10 años de eso, la bailarina ahora tenía 21 años, ella estaba segura que su mamita había hecho lo correcto, aunque tuviera que pagar por ello desde ese día. Al principio, antes de cambiar de compañía teatral la podía ir a visitar, ahora es de las mejores bailarinas del país, y debe estar de gira en gira, ya no puede visitarla tan seguido. Lo bueno es que a su madre tiene momentos de lucidez en los que las encargadas del lugar le permiten hacer llamadas a su hija.

Hoy ella ya ha dejado todo eso en el pasado, o eso es lo que ella piensa, cada vez que tiene un problema… ella baila, baila hasta no poder mas. Lo hizo cuando corto con ese chico hace unos años, y desde esos días se ha mantenido lejos de personas como él, gente que miente por un trozo de calor. Ella se ha refugiado ahora en sus nuevas compañeras, porque sabe que ellas no son sus amigas, compiten contra ella, algunas de las maneras más denigrantes

 Nunca fue la mejor bailarina, jamás logro tener la parte principal del espectáculo, a pesar de llevar más años que cualquier otra, la ruta para ella es difícil. A veces ella se pregunta si las demás tomaran atajos, o si es que acaso ellas se les facilitará el viaje… no lo sabe, ella sigue trabajando más que las otras, sin temor, sin ninguna duda que algún día esos esfuerzos se verán recompensados.

Al fin el tiempo y sus mareas hicieron que su compañera encargada de la pieza principal estaba indispuesta, una lesión, tal vez, una pelea con el director más creíble. Pero después de muchos años nuestra protagonista iba a ser la solista de la compañía más importante del país. Era un sábado de febrero, cerca de las 19 horas, se podía sentir un olor a tierra mojada en el ambiente. La obra está a punto de comenzar, suena su celular, debe ser su madre deseándole suerte. Ella no sabe que su hija hoy será protagonista.

Levanta su celular, no es la voz de su madre la que escucha.  Sin pensarlo dos veces sale del lugar para tomar un taxi que la lleva hasta la central camionera. Compra un boleto para la ciudad, quince minutos después sale el camión.  No había pasado ni media hora desde que salió del teatro cuando suena su celular nuevamente. Era el director de la compañía, estaba despedida y vetada de cualquier otra compañía de baile, no le había avisado a nadie que se iba, los había dejado sin una sola explicación, sin vestuario y sin posibilidad alguna de conseguir nueva protagonista. No lo tolerarían. Una vez  que había llegado al hospital psiquiátrico, la peor noticia de su vida llego a sus oídos, su madre había conseguido su cometido.

Ella no sabe qué hacer era la única familia con la que ella contaba. Y ahora no tiene, nada, se quedo completamente sola en la vida. Rápidamente pensó en bailar, fue lo único que vino a su mente, intento escaparse de los problemas. No le quedo ni siquiera eso…

Decidió quedarse en un hotel a dos cuadras del psiquiátrico, lo único bueno es que el psiquiátrico tiene un seguro de vida, que por lo menos cumple todos los gastos de este tipo de desgracias. De tal manera que ella no tuvo que preocuparse por atender esos asuntos. Seguramente le hizo falta hacer eso, eran ya algunos días en la recamara del hotel, no salía, no comía como aquellas veces, no tenía necesidad de ello. Necesita bailar mucho; pero ya no quería hacerlo.

Un noche de esas, salió de su habitación por fin. Eran como las 12 en la oscuridad, estaba tan hambrienta que la obligo a levantarse. Si se hubiese callado el ruido esa noche, si acaso esa noche hubiera ido a la pijamada de sus amigas, tal vez otra cosa hubiera sido.  Si se hubiese callado el ruido esa noche, si acaso esa noche su mamita no le hubiera reclamado a su padre, tal vez otra cosa hubiera sido.

Esa noche caminó hasta donde encontró una habitación abierta, de donde salía un poco de luz, de esperanza,, ella no sabía si se trataba de un sueño más, ella no sabía lo que se encontraría al abrir esas puertas. Simplemente no sabía que estaba haciendo allí, era mágicamente atraída hasta ese lugar, no podía escuchar siquiera la lluvia caer, sólo podía escuchar a su madre gritar. Como saber lo que pasaba a sus escasos 21 años. La oscuridad le imponía, el miedo reapareció, comenzó a ver mounstros, y fantasmas, de golpe regresaron todos. Esa noche caminó hasta la habitación de limpieza, como si estuviera hipnotizada por esos gritos. Ella abrió esa puerta de madera.

Entro en silencio, se encontró con algunas botellas, varias tenían símbolos rojos y amarillos, calaveras y declaraciones de precaución. Sintió un escalofrió por toda su espalda, los gritos eran cada vez más fuertes. Yo no sé si ella confundió las botellas por comida, no lo creo. Pero ella dejo de sentir hambre.

Venia del baño, el encargado buscando una escoba y una cubeta, esa noche la lluvia no dejaba de caer, y las fugas no dejaban de gotear. Del otro lado del pasillo la miro, yo no sé si desde ese instante se enamoro, pero al verla hubo un silencio, se detuvo a lo lejos para admirarla. Ella estaba caminando como sonámbula, para él era incluso divertido. La siguió en silencio, entro en la habitación de limpieza, el no sabía que pasaba, y no quería enterarse. Se acerco caminando tranquilamente; a unos metros de la puerta pudo verla en el suelo. Corrió, la encontró con una botella de veneno en la mano derecha.  Él grito, y pidió ayuda. Saco su celular y le hablo a su amigo, el encargado de la seguridad del hospital que esta a unas pocas cuadras.

La ambulancia no tardó, el viaje fue rápido, llegando al hospital le pidieron  una identificación de la paciente, no llevaba identificación alguna. Malditos burócratas, no la quieren atender si no están seguros de recibir un jugoso pago. Él saco su pequeña tarjeta de ahorros.
-Es mi esposa, yo me hago cargo.-

domingo, 7 de octubre de 2012

Forkølelse


Tengo mucho sueño aun... no me quiero despertar. Puede que hoy cambie mi suerte, y no tenga que separarme de ti.
Lo que sucede es que aunque tenga ganas de seguir acostado, es hora de despertar, levantarme, es difícil no resistirse a un nuevo día, me siento calientito entre las cobijas, a pesar de que mis pies están un poco fríos… la oscuridad es fría, se que no siempre se puede todo… La posición de cucharita deja mis pies muy vulnerables; pero hace años que me vengo entrenando para situaciones como esta, mis pies fríos y en el resto de mi cuerpo calor humano. Me rodea una mezcla de olores, puedo olfatear tu hermoso aroma, además de madera… si, madera húmeda, y algo de vegetación, soy capaz incluso de oler un poco de nieve cayendo en lo alto de la montaña. Hace mucho frío; aun así no existe nada mejor que sentir el aire frío entrando en mi pecho que es calentado por tu espalda. No sé si quiero despertar, quiero seguir junto y debajo de ti. Eres lo que me permite soñar mientras te abrazo, debo moverme poco a poco, no deseo que despiertes, no quiero incomodarte, no hoy... Cierro mi mano y siento latir fuertemente mi corazón al sentir la piel de tus dedos rozando poco a poco mi piel, hasta estrechar completamente tu mano.
Logro salir de la cama, aun dormido. Escucho a lo lejos agua corriendo, el ambiente está muy húmedo seguro debió haber llovido o nevado toda la noche en lo alto de la montaña, el rio parece haber subido un poco su nivel. Puedo verte en la cama, dormida aun sonriendo, apacible, hermosa, me gustas mas antes de maquillarte, más natural, creo que solo te ensucia la cara; pero no quiero que pienses cosas que no son, así que nunca te lo diré… disfruto de tu figura, desfruto verte dormir, espero que este momento se quede para siempre, de no ser por el reloj que puedo ver frente a mí, podría asegurar que el tiempo simplemente no avanza mas... deseo que esa sonrisa que mantienes la pueda disfrutar por siempre. Hoy llega una extraña luz de colores en el cielo, pasa por el ventanal y curiosamente comienza a calentarme el rostro, es hora de despertarme; esta luz es solo una coincidencia, hace años que la luz no refleja la hora para nosotros.
Antes de que pase otra cosa repaso mis deberes del día... primero que nada debo encender el fuego de la chimenea, en lo que calienta el agua tengo que ir a despertar a mi nenita, y a mi muchachito... a ellos les encanta cocinar junto a mí. Sabes, hoy es nuestro aniversario. Antes de irnos a la ciudad te prepararemos un desayuno especial, ellos se encargaran de hacer el jugo de naranja, miel, espinaca y manzana que nos llena de energía para atravesar el bosque hasta la ciudad, yo me encargaré de hacer hotcakes, waffles y 'omelette du fromage' tendré que sacar de las conservas las mermeladas, esa de frambuesa que preparaste hace unas semanas te quedo exquisita, debo revisar si es que en el corral tenemos huevos frescos, si no tendrá que ser con huevo deshidratado. Creo que tengo que levantarme ya... también tengo que dejar tiempo para que se caliente el baño sauna; pero no quiero separarme de ti... Sé que aún es temprano, no quiero despertar, no quiero separarme de ti.
Al pie de la cama espero que estas luces de colores no te despierten, comienzo a escuchar el sonido del fiero canto de un guerrero que me llama a la batalla diaria, no quiero moverme de aquí. Quiero que mi vida pase aquí, justo aquí, y en este momento, no tengo ninguna duda de eso. No me importa nada más, tu eres mi hogar y afuera me muero de frío… en este momento sólo quisiera verte sonreír, se que estas soñando conmigo y eso me hace muy feliz.
Tengo mucho frío. Me muero de frío… ¿Por qué me despierto de madrugada mientras todos duermen?

sábado, 6 de octubre de 2012

Síntesis

Clau, Jorge, Elena y la más reciente inclusión al grupo, Jessica cumplían 30 años la primer semana de junio, y dejando de lado a Jessica, el resto se conoció en la preparatoria, ellos tenían un grupo de amigos más grande que se fue reduciendo con el tiempo.

n viernes de verano, el primero de junio de ese año fue declarado como el día más cálido y seco de la temporada. Entre los invitados al fin de semana en Acapulco, los únicos que no se conocían eran Joel y Nancy. 

La cita era a las 2 de la tarde, 



Una mujer blanca, una mujer capaz de encender la mente con su aroma a incontrolable sexo color de rosa, una mujer que se constituyó a si misma sumisa para mi gozo, satisfacción y delirio. Una mujer tan natural que la sociedad en la que vive la tacha de impura e inhumana por que su cuerpo ha sido esculpido para admirarse sin prenda alguna, con su pícara sonrisa llena de lujuria que nos encamina al éxtasis del infierno, una mujer tan sensual y tan real que crea un halo que derrite a la gente cínica que se nos acerca.

En momentos de debilidad mis deseos comparan a esa mujer con una ceniza encendida que vive  flotando a lo largo de una playa, como un punto iluminado en la oscuridad de la noche fría que la envuelve, ceniza que lucha por seguir quemándose desde sus entrañas.

Un día no muy lejano la ceniza encontrará una pila de troncos secos para que su potencial sea explotado, su sensualidad ruborizará sus pálidas mejillas y su rosada entrepierna se mantendrá húmeda por mi presencia y para que negarlo tambien mi ego estará ansioso por el encuentro; su potencial no se extingue entre sus piernas, también se oculta en las profundidades de su mente...

lunes, 1 de octubre de 2012

Skeletterne


A veces vienen doctores a visitarme... –¿Quieres saber por qué?, amiga mía. – Sé que soy diferente,  y eso no lo entiende esa gente. Tengo 13 años es normal que me den miedo las sombras, que me gusten los dulces y que me lleven de compras. Aun viajo en bicicleta y nunca hablo con extraños, eres mi único amigo el que ha sobrevivido todos estos años. Te hablo mucho,  creo que llego a ponerte muy molesto, me gritas y es por eso que a veces no te contesto; pero das la vida por mí, y yo por ti, mientras no se me olvide como mentir. Comienzo a pensar de verdad, ahora si me lo has hecho notar. –Te has acostumbrado tanto a tu vida, que no te has podido percatar– 
Camino por la ciudad algo desesperada, me altera ver las diferencias, estoy realmente asustada. Llevo un pantalón que me queda corto y un chaleco que me aprieta, no dejo de escucharte, –Eres como talla noventa– A diferencia de las demás personas, yo tengo más que sólo huesos, tengo carne y ellos no son bestias, no son obesos. 
Llegando a casa miro la televisión, a los actores, a las actrices... después comienzo a escuchar mis ideas más impacientes… jamás había pensado, jamás me había planteado que tu nunca me mientes. –Las estrellas de la tele son muy diferentes a ti, ni en la calle hay gente parecida a ti–. Nadie tiene carne, no lo había notado, ninguno tiene más que su esqueleto, todos tienen cabello y con semblante muy escueto. –Por eso todos te ven de reojo y te tratan de lejitos–. Soy muy diferente y ellos son unos malditos. 
–¿Cómo es posible que jamás te hayas dado cuenta? – Creo que jamás había puesto real atención. Como es posible que este toda grasienta. Me levanto de mi cama, ahora todo tiene sentido, camino tambaleante hasta la ventana, mis padres siempre me han mentido. Recorro la persiana  –Mira, en la calle nadie es como tu– Me llevas hacia el buro, te sigo con lentitud. 
–Mira estas fotografías– Estoy con mi familia, –todos son esqueleto menos tu, también toda esa multitud. – Me miro al espejo, la imagen que se refleja es una imagen muy diferente a la que estaba acostumbrada a ver, no lo puedo ni creer. –Quieres ser como ellos–. La inocencia invade mi mente, quiero ser como toda la gente. –Todos lograron quitarse sus cuerpos, todos prefirieron quedarse solo con sus esqueletos. ¿Quieres saber cómo?, no es ningún secreto–. 
–Ven amiga mía, acompáñame al baño– Me veo al espejo, creo que nunca me he gustado. Quiero tu consejo. –Abre el cajón de Papá, dentro esta una navaja de afeitar– Tienes razón, con ella me podrás ayudar. –Lo haré rápido, tendrás que aprender a la primera. –  Te haces un corte en la frente y te quitas la cabellera. –No hay dolor, ni siquiera una gota de sangre, no debes tener miedo, es solo estambre–. 
Tomo la navaja, es mi turno. llevo la navaja hasta mi muñeca, hago un corte que me duele pero solo hago una mueca. –Mírate en el espejo, ahora eres más bella–. Me asusto, comienzo a ver puras estrellas; pero me siento feliz, me comienzas a ver como todas ellas. Me falta poco para que parecer toda una doncella.   
–Si la respiración te falla, si te sientes débil y mareada. Es porque estas toda emocionada –. Mi cuerpo se viene abajo, mi memoria falla, ruedo por el suelo y me enredo en una toalla. Pienso en papá y mamá ¿se levantarán alarmados?, ellos están en la sala, –Oh, oh, has sido una niña mala– Escucho pasos agitados, seguro caminan hacia acá, escucho mi nombre, no puedo contestar. Demasiado tarde, estoy boca abajo en el suelo,  con un charco de sangre y una escalera hacia el cielo. 

domingo, 23 de septiembre de 2012

Breve (cartas)


Ellos se conocieron por casualidad, que es la manera en la cual se encuentran los grandes amores, algo simple. Ellos se encontraron fortuitamente un sábado, él había quedado con su amiga para ir al cine, esa mujer de la que había estado enamorado desde hace ya varios años, esa que por fin había aceptado su invitación, esa con quien quedo de verse en la tarde de ese sábado. Muy contento había llegado una hora antes de lo acordado. Compró dos boletos para la función vespertina para ver Ghost, la sombra del amor, y esperó… camino por la calle para matar un poco los minutos, decidió el lugar donde comerían antes de la función, e imagino la ruta que seguirían. Nunca había tenido una cita y estaba nervioso, entonces comenzó a soñar despierto, empezó a hacer su plan, que le iba a decir, que le iba a contar... Se dio cuenta que llevaba algo de tiempo bajo el ardiente sol y que la hora del encuentro llegaba rápidamente. Se acercó muy puntual con una sonrisa en su cara y con los boletos del cine en su mano, estaba en el lugar acordado y la espero con gran ilusión; pero ella nunca llegó... Él, sediento y un poco melancólico, camino lentamente hasta la plaza al lado del cine, siguió por un pasillo y compro un refresco de lata, uno realmente helado.

Fue una gran casualidad. Él caminaba cansado y sediento malabareando el refresco de una mano a la otra intentando no congelarse las manos mientras se sentaba en el suelo de ese pasillo. Ella lo vio hacer malabares y rio un poco, de su bolso saco un par de pañuelos y se los ofreció. Ella estaba a no más de 4 metros de él en ese mismo pasillo, tal vez ella también estaba esperando a alguien que no vino, quien sabe, yo que se... es lo de menos. Se acercó, lo miro a sus ojos tristes y dijo: –¿Me permite?– señalando  el suelo justo al lado de él. El la miro, sonrió y asintió. Ella se sentó, y claro no había nada de qué hablar, así que simplemente se le ocurrió decir: –Bonito día– Parecería mentira decir que en seguida empezaron a profundizar... aunque realmente así fue cuando él le dijo: –Oh, sí, si la verdad es que hace un bonito día– y aunque no lo fuera también.

Poco a poco él fue venciendo la timidez que lo caracteriza. Ella no pudo evitar mirar las entradas al cine que estaban en sus manos aun. No hay que ser un gran detective para saber lo que le había pasado, ojos tristes y entradas al cine; pero ella no quiso preguntar nada, simplemente prefirió invitarlo al cine. Él se sorprendió un poco, nunca le había pasado algo semejante, tardo un poco en reaccionar diciéndole que curiosamente le sobraba una entrada, que porque su amigo le había fallado, y excusas sin sentido realmente… ella no se lo creía, ningún hombre vería Ghost, con un amigo; pero realmente no le intereso. Él no sabía que ocurría pero no quería desperdiciar ni las entradas, ni el tiempo, así que la invito. Yo no sé muy bien si para sorprenderla o no; pero el momento justo cuando el protagonista entra en al cuerpo de Oda May y comienza la canción, él rompió a llorar. Esto a ella le pareció muy tierno, yo quiero pensar que fue en verdad.

Al principio para sorprenderla él conto alguna mentira… que si era un gran músico, y conocía gente famosa y cosas por el estilo… aunque bueno, luego reconoció que realmente no había logrado nada con su grupo musical; pero eso fue una vez que habían creado confianza, ya habían pasado del refresco, al café. Para entonces ya habían descubierto que tenían más afinidades de las que pensaban al principio, les gustaban las mismas cosas y compartían gustos musicales. Él la llevo al concierto de Miguel Bose, tenía un amigo productor que… bueno no importa, resulta que cuando sonaba la canción de ‘Te amaré’, se atrevió a tomarla de la mano, a ella le latió muy fuerte el corazón. Y poco a poco se fueron inevitablemente enamorando, y no por Miguel Bose, ni por ‘Te amaré’… quizá más por aquello de llorar con La sombra del amor, no lo sé.

Una mañana él se levanta y al abrir los ojos se da cuenta que esta perdidamente enamorado de ella. Entonces quedaron de verse en aquel pasillo donde se habían conocido de casualidad. Para él era muy importante verla allí, y fue en aquel lugar donde ella le dijo:
 –Sabes creo que tengo que irme por algún tiempo– Él no entendía lo que empezaba a sentir.
–¿Pero porqué?,  ¿a dónde?, yo quería decirte justo lo contrarío… que te quedaras conmigo para toda la vida.– Y ella le explico que no se preocupará, que ella se quedará con él para siempre, que lo prometía, pero tenía que irse por algún tiempo.

–Yo estaré esperando el día que vuelva, para retomar contigo este camino que comenzamos.– Ese lugar cobraba un nuevo significado para él. –Además, cada 15 días, puntualmente te mandaré una carta contándote todo lo que siento, todo lo que te pienso, lo mucho que te echo de menos, y lo poco que falta para vernos.– Él no sabía qué hacer, no sabía que decir, había practicado para decirle otras cosas, nunca espero algo como esto. –Bueno, pero si no te fueras mejor.– Le dijo.

Ella se fue. Y fue entonces cuando él se dio cuenta que ese asunto no tenía remedio. Que estaba atorado en ese sentimiento, que no había magia alguna, ni pócima, nada. Simplemente no podía alejarla de su mente. Que era totalmente falso eso que ’un clavo saca a otro clavo’. Que no existía otra manera de amar. Que no la iba a olvidar.

A los 15 días llego la primer carta de ella, llena de besos y caricias, de esperanzas y añoranzas. Él lloró, esta vez no había duda alguna, era de verdad. Rápidamente escribió una respuesta a la carta, nunca había escrito algo tan bonito, no sabía siquiera que podía hacerlo, ninguna de sus canciones le llegaba a los talones a esta carta. Esa misma tarde la mando.

Él guardaba las cartas con mucho cariño encima de la mesilla. Y pasaron quince días, y otros quince, y otros quince, y las cartas cada vez se hacían más pequeñas, por lo menos las que llegaban a casa. No era su culpa, él intentaba responderle lo antes posible, intentaba  contarle más cosas, intentaba que ella le contará mas. Las cartas se acumulaban. Su vida consistía en esperar a que llegará el decimoquinto día, abrir el buzón y leer un poco de su amada, alguna promesa, alguna palabra. Esperando esa carta donde ella le decía que volvía.

Pasaron algunos meses, hasta que un decimoquinto día, se encontró con un buzón vacio  y con su corazón hecho trizas. Él ya había pensado en esa posibilidad, así que no le sorprendió sentir sus mejillas mojadas. En lugar de olvidarla, siguió escribiéndole, extrañándola, esperándola,  tratando de expresar con palabras lo que no se puede explicar. Comenzó a vivir del recuerdo leyendo aquellas cartas que ella le había escrito, su mayor tesoro. No había manera alguna que él dejará de mandarle alguna carta, aun meses después, él simplemente no desistía,  seguía escribiéndole, tratando de encontrar respuestas a sus propias preguntas. Se reclamaba a si mismo haberla dejado ir... y las cartas se hacían más y más hermosas. Él esperaba que ella leyera las cartas, no quería otra cosa; pero no comprendía el sentido de ello, no estaba seguro siquiera de que ella las viera. Y de repente una, tal vez dos buenas fechas dejo de hacerlo… pero según tengo entendido no dejo de escribir, no dejo de sentir; pero no estaba dispuesto a esperar más. Tal vez después de todo… si podamos  sacar un clavo siempre que uno lo quiera así.

Aun recibía cartas, y aunque a ella ya no le hacían falta, las leía en su recamara, por simple curiosidad, o tal vez no. Ella ya había encontrado a esa persona que aquel lejano día en ese pasillo estaba buscando. Tenía tiempo de estar con esa persona. La feliz pareja se conoció rápidamente. El muchacho llego un día con una sorpresa, como le encantaba Ricardo Arjona, decidió comprar un par de boletos de primera fila para verlo. A ella simplemente no le gustaba una sola canción, se le hacía burdo y exagerado su estilo; pero calló… al fin era un hermoso detalle. Al siguiente fin de semana, decidieron ir a ver la película Titanic. El muchacho había tenido mucho trabajo en la semana, o que se yo… a la mitad de la película se quedo profundamente dormido. Terminada la película salieron del cine, no estoy muy seguro de lo que ella vio o de lo que quiso ver al otro lado de la acera, ella misma no sabe si ocurrió en verdad porque curiosamente la luz del sol la cegó por unos segundos. Lo que sí sabemos es que su corazón comenzó a palpitar rápidamente, que de su ojo izquierdo bajo una lagrima lentamente, y que dejo escapar un pequeño suspiro del cual apenas era perceptible un débil: –Te extraño.– Su cabeza estaba llena de dudas… no imagino que difícil seria estar en su situación. Se perdió entre los brazos del muchacho, disculpándose con que la película le había hecho llorar. El muchacho solo le dijo que era muy exagerada, que… no era para tanto.

Ese mismo sábado decidió que la siguiente carta la respondería, que estaba dispuesta a pedir perdón, sólo que no sabía porque pedir perdón. Llego la quincena, pero vino sin carta alguna. Ella no recordaba si eso había pasado alguna vez, decidió esperar otros 15 días, y otros… Paso algún tiempo antes de que ella se decidiera, algunos meses, un año o dos tal vez, no recuerdo del todo bien. No tenía idea de que escribirle, como contarle, que hacer para volver a ese tiempo.

Ya no recibía cartas desde hace bastante tiempo, ya no le hacían falta. Él ya no escribía cartas, no tenia mas sentimientos que contarle a nadie, decía que ya la había perdonado, aunque yo no lo creo. Empezó a escribir un diario desde algún tiempo, dirigido al aire, a quien lo leyera, a cualquiera que lo escuchara. Desgraciadamente la mayoría de las palabras de ese su diario eran de rencor, no la había perdonado realmente. Algunas tardes de domingo, él soñaba con recibir una carta, como esas que llegaban temprano, con aquellas promesas, quien sabe si falsas, con declaraciones imposibles, esperando recordar cada palabra que le había mandado a ella. Con el tiempo mucho tiempo aprendió a comer solo, y alejarse de lo que nunca fue…

Nuestra mujer pérdida sin saber qué hacer, había muchas veces querido acabar con todo, quemar las cartas o tirarlas al rio, lo que sea. Cualquier cosa para olvidar todo… un día por casualidad se le ocurrió una gran idea.

Un día, nuestro hombre llego a casa, después de haber pasado una hermosa tarde con aquella amiga suya, que lo espero tanto tiempo. Al abrir el buzón, adivina lo que se encontró. Una carta. Escrita por él mismo, nunca había leído algo tan bonito. Ella decidió mandarle las cartas, tal y como él se las había mandado. Ella comenzó de igual manera a recibir puntualmente cada quince días, las cartas que había escrito, por riguroso orden.

Ahora ella se moría de miedo porque no creía merecer estar con él, y resucitaba con la esperanza de recibir alguna carta diciéndole que volvía.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Blindgyde (Callejón)


Sé quién es usted, señor de extraña sonrisa, se lo que intenta, no podrá lograrlo, cree que tiene el poder pero no es así señor de extraña sonrisa, no ha conocido a nadie como yo… lo he visto por estos parques, se lo que piensa al vernos a mis amigas y a mí, pero no podrá hacerlo señor de extraña sonrisa. 
Sé que está sentado en la banca de enfrente fingiendo leer un periódico; pero que espera el momento idóneo, no lo he permitido los últimos meses, aun no estaba listo señor de extraña sonrisa. No es una buena persona, piensa que tiene el control; pero no me conoce, no me conoce señor de extraña sonrisa.
Hoy en el kínder aprendí a bailar una nueva canción, le mostraré como es… míreme señor, se que quiere seguirme, se que le gusta verme saltar, venga sígame, ya se jugar al avión. Sé que no conoce esta zona de la ciudad, tampoco nadie lo conoce a usted señor de extraña sonrisa. No me pierda de vista, no quiero tener que esperar un día más.
Sé que lo que tiene en esa botella no es agua, y también se que le gusta verme entrar a este callejón, sígame señor de extraña sonrisa, no quiero que se pierda por aquí. Acérquese, quiero que me vea bajar estas escaleras, es un lugar oscuro, se que se le olvido tener miedo señor de extraña sonrisa. Mala decisión.
No lo escucho, pero sé que está allí señor de extraña sonrisa, puedo sentir como abre la botella y moja un pañuelo, debería ajustarse los anteojos señor de extraña sonrisa, quiero que vea bien lo que está por pasar.
No debería tener miedo lo ha hecho muchas veces, se que tiene un mal presentimiento, no es la primera vez que lo siente; pero no se preocupe señor de extraña sonrisa, el teléfono que cargo es de juguete. A su alrededor no hay nadie más que usted señor de extraña sonrisa, no hay nadie que pueda defenderle, y usted no podrá hacerlo tampoco. Puedo sentir su miedo señor de extraña sonrisa, aun así no puede evitar avanzar a mis espaldas. Nunca debió seguirme hasta este húmedo sótano.
Piensa en salir de aquí, señor de extraña sonrisa; pero no puede evitar tocar mi hombro. Trata de usar la fuerza, por una extraña razón no es necesario, giro antes de que lo haga. Se arrodilla justo frente a mí, puedo sentirlo, me mira y puede ver que tengo los ojos cerrados, puedo sentir como saca su lengua y la acerca a mi rostro. Disfrute un poco señor de extraña sonrisa, aun no puede comprender lo que pasa. Abro mis ojos y le miro fijamente, usted se levanta. Debe mirarme a los ojos señor de extraña sonrisa, no puede evitarlo, ¿Que es lo que piensa? ‘Ojos de muñeca’, puede ser. Aun no sabe nada de mí, hay una razón muy importante por la cual los tengo así.
Sé que esta impactado ya es tarde para arrepentirse, sé que no esperaba escucharme gritar tan rápido, menos con su voz: -¡Ya no más!-
Mis ojos se han quedado en un profundo blanco, se que ahora no puede moverse señor de extraña sonrisa. Tengo poco tiempo, muevo mi manos enfrente de mi cara, usted no decide sus movimientos y me sigue en la coreografía. No se esfuerce, todo lo que logrará es lastimarse, ahora me tomo del cuello, y me levanto. Esta parte nunca me gusta, floto en el aire, usted no tiene suficiente fuerza para levantarse, intenta gritar. Sé que se arrepiente de todo el daño que causo, pero es demasiado tarde señor de extraña sonrisa.
Su sangre no puede llegar a sus extremidades, siente como va perdiendo sensibilidad en ellas, siente un poco de dolor, no sabe lo que es el dolor realmente. No llore, sólo obtendrá sangre de sus ojos, me hará sentir culpable, y se desmayará más rápidamente, no quiero eso. Sé que me empieza a ver borrosa señor de extraña sonrisa; pero le pido que se esfuerce falta la mejor parte, mis manos sueltan mi cuello y caigo rápidamente al suelo. Por un instante es dueño de su cuerpo, señor de extraña sonrisa, ¿Qué piensa hacer? A penas puede moverse, comienza a recordar las muñecas que ha tomado, una a una, ¿Ahora puede recordarme señor de extraña sonrisa? Una extraña sensación invade todo su cuerpo y logra juntar la fuerza para liberar un leve, -Por favor, ya no más.-
Usted no quiere escuchar lo agudo y estruendoso de el sonido que sale de mi boca, no tiene remedio alguno, aun tiene pocos segundos, debería reflexionar, para en un futuro lograr escapar; pero apenas tiene fuerzas para levantar la mirada, aun falta lo mejor señor de extraña sonrisa, haga un esfuerzo. Míreme fijamente mientras mis ojos pasan de ser blancos a un profundo negro, mire mi sonrisa a través de su lectura.
Sé quién es usted, señor de extraña sonrisa, se lo que intenta, no podrá lograrlo, sabe que no tiene el poder y está en lo cierto señor de extraña sonrisa, no ha conocido a nadie como yo… lo he visto por estos parques, se que ya no quiere ver a mis amigas, ni a mí; pero no puede evitar hacerlo señor de extraña sonrisa. 
Sé que está sentado en la banca, parecería que lee un periódico; pero se que espera el momento idóneo para escapar, no lo he permitido los últimos meses, aun no estaba listo señor de extraña sonrisa. No es una buena persona, sabe que no tiene el control; pero no me conoce, no me conoce señor de extraña sonrisa.
Hoy en la escuela aprendí a leer de corrido, le mostraré como lo hago… míreme señor, se que quiere seguirme, se que le gusta verme saltar, venga sígame, ya se contar hasta cien. Sé que no reconoce esta zona de la ciudad, tampoco nadie lo reconoce a usted señor de extraña sonrisa. No me pierda de vista, no quiero tener que esperar un día más.

lunes, 10 de septiembre de 2012

3. Udnævnelse


Normalmente los lunes son rehuidos por todos, yo lo he estado esperado toda la semana, en la tarde tendré una cita. Desperté lleno de energía, creo que estoy muy ansioso. Me levanto entusiasmado y con una sonrisa en mi cara, no es como que pueda verla; pero uno se da cuenta cuando eso sucede, inclusive me duelen un poco los cachetes, algo bueno debí de haber soñado durante toda la noche. Enciendo el calentador para que el agua este lista mientras desayuno, porque hoy será un largo día.
Salgo cerca de las 6 AM, cuando la luz del sol aun no ilumina en su totalidad, puedo oler el pasto mojado del jardín, por una razón que no tiene sentido alguno una imagen suya aparece en mi mente, es una fria mañana siento el fuerte aroma que desprende el rocio, al mismo tiempo que siento un escalofrió. Camino unas cuadras y tomo el transporte público. A pesar de lo pesado del trafico la tensión del viaje se ve interrumpida cuando se sube un muchacho. Lleva una guitarra y en conjunto con su voz, ameniza un poco la travesía.
Acaba sus tres canciones y nos pide una monedita diciendo. –Se que lo más importante es siempre creer en uno mismo; pero su monedita, además de ayudarme a comer es esa pequeña ayuda de parte de los demás que es una gran bendición.- Dejando de lado que la música me agradó, las palabras me llegaron profundo, se llevo bastantes monedas de ese viaje.
El día transcurre de lo más tranquilo, será porque no he dejado de pensar en que pasará, no puedo concentrarme en nada mi mente vuela, sólo vuela. Caminando me encuentro con un puesto de flores, y recuerdo al cantante amateur. Se me ocurre llevarle unas flores, espero que de alguna manera le ayude a salir de ese mundo, se que las flores no le darán de comer; pero quiero que mejore su vida.
Llego al lugar de la cita, saludo al vigilante, somos buenos amigos, al parecer llego a tiempo, no me hacen esperar, subo dos pisos, me gusta hacerlo por las escaleras me dan tiempo para pensar en ella, como si no lo hubiera hecho durante el día entero. Sé que ella no suele recibir este tipo de visitas, ojala que se vaya acostumbrando...
Llego a la habitación, no sé porque estoy nervioso, no es como que no lo haya hecho antes, he estado antes aquí. Lentamente giro la perilla y entro a la habitación, ella esta esperándome en la cama, como cada semana. La saludo y le muestro las flores, se me sale una sonrisa boba aunque a ella no le parece gracioso.
-Se que no suelen traerte flores y a pesar de no saber cuáles son tus preferidas, te traje unas rosas.-  le miro fijamente y puedo alcanzar a distinguir una sonrisa. -Casi nunca fallan.-  Espero que sea una sonrisa, aunque lo más seguro es que la este imaginando, me acerco a la ventana y mi mirada se pierde por un instante en el horizonte. –Se que nadie viene a platicar contigo, se que suelen venir a otras cosas; pero toda la semana he estado ansioso de verte- Volteo a verla. –Y contarte todo lo que me ha pasado en la semana.- No hay respuesta alguna, espero que no sea indiferencia lo que veo, no puedo estar seguro.
-Bueno- Mi mirada se aleja de ella, buscando algún lugar donde dejar las flores, no hay ningún lugar en donde ponerlas. –Quiero que sepas que cada semana seguiré viniendo.- Camino despacio hacia la puerta. –A pesar de que parezca que ni siquiera me conoces, ya te he contado mucho de mí, y… y… - Tartamudeo al hablar, no puedo creer que este tan nervioso, aspiro fuertemente dándome animo y termino la frase. -Y aunque parezca extraño ya siento que te estimo.- Le sonrió y me sonrojo. Abro la puerta, salgo y camino unos cuantos metros, donde veo a una mujer caminando, le toco el hombro mientras le digo. –Enfermera, me podría conseguir un florero por favor-

sábado, 1 de septiembre de 2012

Påkaldelse


Un día de hace ya bastante años, un septiembre según recuerdo, de esos tiempos cuando tenia no más de 18 años, hice un viaje especial... son de esos recuerdos que salen a veces en las noches de insomnio, esos que añoras. Ese día había llovido bastante, después de la escuela pase a mi casa a arreglarme, tenía un compromiso. Me puse un pantalón de mezclilla, mi playera del concierto de mi banda favorita, una camisa amarilla y un saquito.
Recuerdo muy bien que viajaba muy entretenido en el transporte público, en algún punto de éste, comencé a hablar con ella. El transporte de repente dejo de avanzar, es algo normal suele haber mucho tráfico, así que seguí con el chisme. Pasaron de 15 a 20 minutos cuando me di cuenta que no se movía para nada el camión, ya era algo inusual. Lo medite unos instantes y baje para caminar hacia mi destino, me seguían aquellos tonos... de aquella mujer, caminamos un poco hasta donde estaba bastante inundado, además de todo se me había terminado el saldo de mi celular.
Ella me había contado que esa tarde había ido a hablar con su novio, el que hace días atrás no veía para cortar por lo sano, y según me comento esa fecha pero del año anterior había hecho justo lo contrario. Durante la charla me había adentrado mucho en su vida y ella en la mía.
Llegando a el crucero era evidente la gran inundación, mi cita era lejos hacia el otro lado de la laguna, recordé también cuando era niño como cruzaba os charcos para no mojarme las piernas, saltaba rápidamente levantando mucho las piernas tipo 'paso yogui', siempre era muy gracioso; pero también quedaba seco. Cruce sin siquiera mojarme a pesar de la gran inundación, ya del otro lado pensé en comprarle crédito a mi celular; pero algo curioso paso por mi mente que me hizo volver mi mirada atrás, estaba yo de tan buen humor, tan feliz, que lo que vi me hizo regresar.
En el centro del crucero, estaba un escarabajo, un vochito allí varado, todos los demás coches estaban en los bordes de la laguna, seguros... por alguna razón que desconozco el vochito intento cruzar, aun sabiendo que no lograría pasar del otro lado tan fácilmente, no me gusta especular acerca de eso, hay una zona de hospitales muy cerca de ese lugar como para evitar pensar algo malo, sí ese día decidí no especular, menos hoy. Estaba yo allí curiosamente seco; pero algo me dijo que tenía que ayudar a sacar ese vochito. Me metí al agua, me llegaba más o menos a las rodillas, creo que un poquito más, no me importó, ya estando dentro me acerque al vochito y ayude a empujarlo, fue pesado al principio, aunque el dueño también lo empujara, había que alejarlo de la laguna. Una vez fuera no hubo muchos problemas para llevarlo a la orilla. El chavo que llevaba el coche se veía apresurado, aun así me agradeció y me pregunto muy seriamente qué cuanto me debía... lo vi con intensión de sacar su cartera, no me pareció correcto recibir dinero, no lo había hecho por eso, por lo que me desvanecí entre la gente, la lluvia intermitente y compré crédito a mi celular.
Caminé junto a ella algunos kilómetros más, mientras hablábamos de realmente nada, gracias a su cálida presencia se secaron mis piernas, llegamos al restaurant donde tenía mi cita. Aun no estaban allí, así que decidimos pasar, yo pedí un chocolate bien calientito, me dijeron que no tenían, ella rio, yo sonreí, y ella me miró. -Es imposible.- dije. El mesero me dio la carta y yo pedí un refresco, ella tenía su chocolate humeante y me lo presumía. Reímos, reímos mucho. La mire directo a los ojos, y tome una de sus manos, la que descansaba en la mesa, ella al parecer involuntariamente libero un suspiro y una sonrisa, estábamos compartiendo todo lo que teníamos en ese presente, en esa realidad. El refresco se me hizo muy pequeño, o el tiempo aceleró su paso, nunca lo sabré, la verdad es que no recuerdo cuanto tiempo estuve con ella, y es irrelevante saberlo también. Mi imaginación volaba más que ahora, y sabía que esto estaba por terminar... en la ventana veía pasar a mi cita, me levante agité mi mano para que me viera a lo lejos, al mismo tiempo que me despedía con un fuerte abrazo de ella, segundos después se desvaneció entre mis brazos esa oscura noche.

viernes, 31 de agosto de 2012

Volviste a entrar

Volviste a entrar, no te diste cuenta pero estas alli nuevamente, tal vez no sea el mismo tiempo, puede incluso que no sea siquiera el mismo universo... es lo de menos, no nos referimos a un lugar, es mas bien una metafora verde, una metáfora reciclada, como el pasto con rocío en las mañanas, como la punta de los arboles, como un amanecer en marte, y yo aqui preguntandome si es que yo llegue nuevamente a... 


Le entré a un reto 52 semanas. 52 cuentos cortos. Haber si lo logro.