Lo que me faltaba...

jueves, 6 de octubre de 2016

Condenado

Lo observaba, así fue diseñado y a pesar de que sus códigos le dictaban asesinarlo no tenía la capacidad de avisarle... no podía hacerle llegar una sola señal. La desesperación generó que sus circuitos se calentaran y que su pila se dañará, pero la pequeña no tenía las capacidades para demostrar su lealtad ni para evitar seguir las instrucciones con las que la habían creado.

 El consumidor sin saber que ocurría decidió comprar un nuevo aparato, el viejo se calentaba y su pila dejó de servir.

Su vida estaba siendo monitoreada, y una entidad mas allá de su imaginación determinaba cómo y de qué manera debía ocupar su vida o si es que la retenía un día más.